Brecha de habilidades digitales: formación para adultos mayores

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En una sociedad cada vez más interconectada, la brecha de habilidades digitales se ha convertido en una de las formas más marcadas de exclusión social. Uno de los grupos más afectados por esta brecha es el de los adultos mayores, quienes a menudo enfrentan barreras para acceder y utilizar tecnologías que resultan esenciales para la vida cotidiana moderna. La formación digital dirigida a este grupo no es solo una necesidad educativa, sino una acción clave para fomentar la inclusión, autonomía y participación activa en la sociedad.

La brecha de habilidades digitales se refiere a la diferencia entre las personas que poseen las competencias necesarias para usar tecnologías digitales de manera efectiva y aquellas que no. Esta desigualdad puede manifestarse en distintos niveles: desde la falta de acceso a dispositivos o conexión a Internet, hasta la ausencia de conocimientos básicos para enviar un correo, navegar por la web o utilizar aplicaciones móviles.

En el caso de los adultos mayores, esta suele estar asociada a:

  • Falta de formación o experiencia previa con tecnologías digitales.
  • Temor a dañar los dispositivos o cometer errores.
  • Barreras cognitivas o físicas que dificultan el uso de interfaces tecnológicas no adaptadas.

Formar a los adultos mayores en habilidades digitales no es solo una forma de enseñarles a usar un teléfono inteligente o una computadora, es una vía para mejorar su calidad de vida, salud emocional y autonomía.

A través del acceso a herramientas digitales, los adultos mayores pueden:
  • Comunicarse con familiares y amistades mediante videollamadas o mensajería.
  • Realizar trámites bancarios o administrativos sin salir de casa.
  • Acceder a servicios de salud en línea (como pedir citas médicas o recibir resultados).
  • Participar en redes sociales y comunidades virtuales.
  • Aprender de manera continua a través de cursos en línea y recursos educativos.

En la formación digital de los adultos mayores se pueden seguir las siguientes  estrategias:

  1. Enseñanza personalizada y a ritmo propio: Es importante que los programas formativos se adapten a las necesidades, intereses y ritmo de aprendizaje de cada persona. Clases en grupos reducidos, sesiones uno a uno, o guías paso a paso ayudan a generar confianza y disminuir la ansiedad ante el uso de la tecnología.
  2. Uso de lenguaje claro y sin tecnicismos: Evitar el uso excesivo de términos técnicos permite que los adultos mayores comprendan mejor los contenidos y ganen seguridad.
  3. Enseñanza práctica y útil: Enseñar a través de tareas cotidianas como enviar una foto, buscar información de salud, leer noticias o ver videos educativos hace que el aprendizaje sea más relevante y motivador.
  4. Accesibilidad y tecnologías amigables: Se deben promover dispositivos y aplicaciones con diseño sencillo, interfaces claras, y opciones de accesibilidad como ampliación de texto, lectura en voz alta o comandos por voz.
  5. Acompañamiento emocional y motivacional: Es fundamental brindar apoyo continuo, reforzar logros y promover un ambiente de respeto y paciencia. Aprender tecnología en la adultez mayor no solo es un reto técnico, sino también emocional.
Algunos ejemplos a aplicar, como resultado de las estrategias anteriores pudieran ser:
  • Bibliotecas y centros comunitarios digitales, estos centros pueden ofrecer talleres gratuitos o a bajo costo donde voluntarios o instructores capaciten a adultos mayores en el uso básico de la tecnología, aquí en Cuba, existen los Joven Club de Computación y Electrónica, no por gusto llamados “La computadora de la familia cubana”
  • Programas intergeneracionales: Jóvenes enseñan a personas mayores el uso de dispositivos, creando vínculos de colaboración y aprendizaje mutuo.
  • Aplicaciones diseñadas para adultos mayores: Existen aplicaciones simplificadas o versiones accesibles de redes sociales que hacen más fácil la navegación digital.

La brecha digital no es solo un asunto tecnológico, sino una cuestión de justicia social y envejecimiento digno. La formación en habilidades digitales para adultos mayores debe ser una prioridad en políticas públicas, programas comunitarios y estrategias educativas inclusivas.

Empoderar digitalmente a este grupo significa abrirles la puerta a una vida más conectada, participativa y enriquecedora.

Nadie debería quedar excluido de los beneficios de la era digital por cuestión de edad.

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Lino H. Rodríguez Acosta

Máster en Computación Aplicada, Webmaster del Diario Digital 5 de Septiembre.

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